sábado, 31 de marzo de 2012

Del rigor a la crítica

(Se analiza la perspectiva del esfuerzo editorial de los 11 primeros números de la revista El Tímpano)



Arturo Gutiérrez Luna





Apreciables colaboradores:
Distinguidos invitados:
Damas caballeros:



No sólo el boom literario y el cine oscaril tienen sus adeptos.
A fin de cuentas, El Tímpano, una escritura una escucha ha ido creando lectores, una escritura, un tipo de lector, un tipo de usuario cultural, una escucha, un determinado tipo de crítico. El Tímpano tiene adeptos, aficionados, cómplices, compañeros y con tertulios.


El Tímpano aparece como tema de conversaciones en reuniones ordinarias o extravagantes. Se refieren a ella como la revista inaugural de la filosofía en la entidad; se habla de que su puntualidad ejemplar alcanza la seriedad al proyecto; se presume la profundidad de sus colaboraciones; se festeja la amplitud de perspectivas; es importante el acucioso número de colaboradores de buena calidad. El Tímpano no defrauda en relación con ninguna de estas conversaciones.


El Tímpano se desempeña con alto vuelo en sus tareas. Es notorio que al proponerse la difusión de textos filosóficos, también se favorecen los vuelos de la razón. Destaca, sobre todo, el compromiso con el rigor reflexivo.


Publicar filosofía supone la valoración de que el pensamiento debe ocupar un lugar privilegiado en nuestras vidas.
En este contexto, editar filosofía implica una experiencia de la crítica, un ejercicio de la libertad, un claro avivamiento de la razón.
Insistiré en este punto por un momento. Conjeturo que la publicación de una revista de filosofía como [line]El Tímpano constituye, de entrada, la animación de las discusiones, el replanteamiento de enfoques y el refrescamiento de perspectivas de análisis.

Necesariamente, al cabo de un ciclo, aparece la reflexión sobre lo andado. Tomar conciencia de cómo han sucedido las cosas. (Hacer una revista es tentación ambigua, pues lo que se espera en un principio no suele compensar las dificultades que desde un comienzo aparecen. Enseguida hay que luchar con los colaboradores que no colaboran hasta los patrocinadores que no patrocinan, pasando por detractores que no necesitan leer la revista para acusarla de dirigirse a una mafia al servicio de oscuros intereses. Los autores que no son publicados se sienten víctimas de censura; los que sí aparecen, reniegan porque su artículo no apareció en portada, o porque no se les corrigió su texto, o porque se les corrigió demasiado o porque su colaboración apareció en letras muy inhóspitas y agrestes para su confitura o junto a unas fotos que para nada son adecuadas)[/line]


No obstante las precisiones anteriores, con los entusiastas directivos de este proyecto sucede algún tipo de distracción. No existe cabal conciencia de todo lo que se ha logrado con el proyecto editorial. Cuando despertaron, ya habían publicado filosofía y letras de alta calidad, durante un año.


El mundo cultural atestigua que la puntualidad periódica y la profundidad tópica son por lo general divergentes. Por un lado, las publicaciones culturales conquistan profundidad en el tratamiento de sus temas. Por el otro, las publicaciones culturales se lucen en multiformes retrasos número a número. El Tímpano, una escritura una escucha representa en el medio cultural una muestra integrada de puntualidad y hondura temática.


Deseamos enfatizar que El Tímpano exhibe una estela de orgullo y dignidad por la misión cumplida, en el sentido de su puntualidad kantiana, pero, además, debido al sentido de oportunidad y rigor con los cuales se abordan los temas.


Hay, sin embargo, un aporte soterrado en el proyecto editorial de la revista El Tímpano, me refiero a que su puesta en marcha significó descalabros y desaciertos.
El Tímpano ingresó a la tradición cultural con un reto a cuestas; apreciar el lugar del pensamiento filosófico en el ambiente cultural de la región. Varias entidades se han beneficiadas por esta tentativa.


El Tímpano ha favorecido la conciliación y la crítica, el diálogo y la discusión. Se ha conformado como una confluencia de pareceres, un debate de teorías y en una cantera de opiniones confrontadas.La afición por el rigor caracteriza la vocación del proyecto editorial de la revista. Perseguir el rigor, identificar sus rostros, decantar sus mieles viene a ser la tarea cotidiana de este grupo de entusiastas de la filosofía. Son decididamente meticulosos; son artesanos del rigor.


Esta devoción por el rigor combate la estrechez de miras, enriquece el diálogo y fomenta el debate. Definitivamente, hoy somos mejores después de la reflexión propuesta en las páginas de los primeros 11 números de la revista.


Subrayamos que la filosofía es otra desde que El Tímpano está entre nosotros. La sentimos más próxima, nos resulta enteramente nuestra, nos parece más real. El Tímpano ha democratizado la reflexión filosófica entre la ciudadanía. Número a número hemos accedido a importantes reflexiones de agilidad y alcance diverso, pero, en todo caso, proponiéndose un aporte.

Las entregas de El Tímpano muestran un lector sutil en busca de lectores sutiles. Apuesta por la sutileza del pensamiento y denostar las consideraciones zafias.

Esta noche queremos agradecer que El Tímpano, una escritura una escucha ha fundado por fin la reflexión filosófica anclada en el rigor.

Gracias a El Tímpano es menos acre la herrumbre de lo cotidiano.

Gracias a El Tímpano transitamos la cultura de la diferencia en medio de los dogmas.
Gracias a El Tímpano somos lectores, pero lectores incisivos.
Déjate caer, El Tímpano, una escritura una escucha te hará filosofar.
Muchas gracias



* palabras del autor en la presentación del número 11 de la Revista El Tímpano.

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